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SACRAMENTOS

Son signos eficaces de la gracia, instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia, por los cuales no es dispensada la vida divina. El carácter sacramental es un sello espiritual que configura con Cristo al que lo recibe. Por ello, se trata de un sello indeleble, es decir, permanente y, por tanto, el cristiano los recibe una sola vez en la vida.
BAUTISMO
 

El Bautismo es el primer Sacramento de iniciación cristiana.

 

Nuestra Parroquia realiza cursos pre bautismales, dirigidos a padres y padrinos para el buen desarrollo de este sacramento.

 

PENITENCIA
 

Un sacerdote confesará siempre media hora antes de la celebración de cada misa, de lunes a domingo.

No obstante lo anterior, si alguna persona necesita acercarse a la reconciliación con El Señor en otra hora o por su situación necesitase un apoyo o dirección, puede acercase en cualuier momento.

Existen celebraciones comunitarias de la penitencia anunciadas en su oportunidad

 

PRIMERA COMUNIÓN
 

Este Sacramento es uno de los tres de iniciación cristiana. Se destina un período de formación que se extiende por 3 años, según el tiempo estipulado por el Sr. Cardenal en la Diócesis de Madrid. La Catequesis de Primera Comunión está dirigida especialmente a niñas y niños de 2do, 3ro, y 4to. de primaria. 

MATRIMONIO
 

Una boda, en Caná de Galilea, fue el acontecimiento con el que Jesucristo inició su vida pública, ayudando a los novios en el banquete nupcial con el milagro del vino.

 

Esta misma ayuda es la que hoy nos ofrece Jesús a través de su Iglesia, con un Sacramento fundamental para la vida de hombres y mujeres que quieren expresar su amor públicamente

 

CONFIRMACIÓN

Su vinculación con el Bautismo y con la Eucaristía subraya la unidad de la iniciación sacramental.

 

La Catequesis para la Confirmación está dirigida especialmente a niñas y niños de 5to, 6to de primaria y 1ero. de ESO.

 

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
 

“La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre (…). Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana”

 

(P.Benedicto XVI)

 

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